Habiendo bucesado (San francisco de Asís) muchos años en las raíces humanas, había llegado a la conclusión de que en la base de toda rebeldía subyace un problema afectivo. Los difíciles son difíciles porque se sienten rechazados. Sabía, por otra parte, lo difícil que es amar a los no amables, y que no se les ama precisamente porque no son amables, y cuato menos se les ama, menos amables son, y que si hay algo en el mundo que pueda sanar y elevar al díscolo, es el amor.
- ¡Sólo el amor salva! -concluía siempre.
Ignacio Larrañaga, El hermano de Asis.
Ediciones paulinas, Madrid 1990. 11a Edición. p.226
- ¡Sólo el amor salva! -concluía siempre.
Ignacio Larrañaga, El hermano de Asis.
Ediciones paulinas, Madrid 1990. 11a Edición. p.226