El sufrimiento se convirtió en mi atractivo, tenía para mí encantos que me cautivaban sin llegar a conocerlos bien. Hasta entonces había sufrido sin amar el sufrimiento, desde ese día sentí por él verdadero amor. Sentí también el deseo de amar a Dios solo, de encontrar alegría sólo en Él.
Santa Teresa de Lisieux
Historia de un alma. Cap. 4. p.120.
Ed. S.Pablo 1994. Colombia.
[Cuando María, a quien llamaba su madrina, le habló del sufrimiento antes de comulgar en una fiesta, ya que tenía permiso de hacerlo después de su 2da. comunión]