El alma que vive enamorada de Dios, ama a todos los que Dios ama, como son nuestros prójimos; y así con voluntad amorosa y conforme a sus fuerzas busca el modo de ayudar, consolar y dar gusto en cuanto puede.
S. Alfonso María de Ligorio.
Práctica del Amor a Jesucristo
p-34 Cap. 6
CIRCA-MAS
Arequipa, 1996